la bruja
Supo entonces que la casa no estaba vacía, pero tampoco así tuvo valor para llamar a la puerta. Dio media vuelta con su cesta de caramelos, sin perder de vista la ventana del segundo piso. Había visto una luz y supo que la historia era real.
Desde muy pequeña, siempre la habían asustado con el cuento de la bruja de la casa grande, pero no quedaban más sitios donde pedir, y su cesta seguía vacía. Se armó de valor, volvió sobre sus pasos y llamó suavemente con los nudillos. Cuando la puerta se abrió, su madrastra le acarició cariñosamente la cara y le dijo: vamos, Lucía, no querrás llegar tarde el primer día de colegio.
Desde muy pequeña, siempre la habían asustado con el cuento de la bruja de la casa grande, pero no quedaban más sitios donde pedir, y su cesta seguía vacía. Se armó de valor, volvió sobre sus pasos y llamó suavemente con los nudillos. Cuando la puerta se abrió, su madrastra le acarició cariñosamente la cara y le dijo: vamos, Lucía, no querrás llegar tarde el primer día de colegio.
4 comentarios:
Las madastras han sufrido siempre de muy mala falta. Bruja y madrastra es una combinación que funciona muy bien. Saludos cordiales.
Yisus...pasé a saludarte, me gusta mucho tu blog, el último post genial, las madrastras son brujas como dice Isabel. Un abrazo.
"Supo entonces que la casa no estaba vacía...", y no he podido evitar pensar en la "Casa tomada" de Cortázar.
Besos brujos.
Podría ser también caperucita caramelizada acercándose incauta al bosque donde la bruja hornea a fuego lento las carnes achicharradas de Hansel y Gretel.
Saludos
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