24 de noviembre de 2006

la bruja

Fotografía de Ira Bordo

Supo entonces que la casa no estaba vacía, pero tampoco así tuvo valor para llamar a la puerta. Dio media vuelta con su cesta de caramelos, sin perder de vista la ventana del segundo piso. Había visto una luz y supo que la historia era real.
Desde muy pequeña, siempre la habían asustado con el cuento de la bruja de la casa grande, pero no quedaban más sitios donde pedir, y su cesta seguía vacía. Se armó de valor, volvió sobre sus pasos y llamó suavemente con los nudillos. Cuando la puerta se abrió, su madrastra le acarició cariñosamente la cara y le dijo: vamos, Lucía, no querrás llegar tarde el primer día de colegio.

4 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Las madastras han sufrido siempre de muy mala falta. Bruja y madrastra es una combinación que funciona muy bien. Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

Yisus...pasé a saludarte, me gusta mucho tu blog, el último post genial, las madrastras son brujas como dice Isabel. Un abrazo.

Anónimo dijo...

"Supo entonces que la casa no estaba vacía...", y no he podido evitar pensar en la "Casa tomada" de Cortázar.

Besos brujos.

Ana Durá Gómez dijo...

Podría ser también caperucita caramelizada acercándose incauta al bosque donde la bruja hornea a fuego lento las carnes achicharradas de Hansel y Gretel.

Saludos