28 de mayo de 2007

la mar salada

Fotografía de Evinsky

A Yolanda le encanta bañarse desnuda y dejarse mecer por las olas del Atlántico. La espuma, salada y densa, se le cuela por la nariz y le provoca estornudos cálidos y rebosantes de plancton, que atraen a pequeños peces, moluscos y bivalvos, de los que suelen alimentarse las doradas. Si algo le gusta a un tiburón, además de asustar a los bañistas, es una dorada bien alimentada, rolliza y con el vientre repleto de cangrejos, ostras y calamares.
Yo soy de secano —manchego, para más datos—, pero desde hace años nado entre los escualos del Estrecho y mordisqueo, igual que ellos, los muñones más sabrosos de la mar oceana.

1 comentario:

LE BLOG dijo...

Yisus, me ha encantado el comentario que has dejado en Ella...
¿También inspirado en esta foto, quizás?