17 de marzo de 2007

más sabia es el hambre

fotografía de Jesús Fabregat

En el pueblo del abuelo hay trece vacas, pero sólo Belinda puede hablar. Me refiero a que además de comunicarse con el resto de sus congéneres —esas comedoras compulsivas de pasto— también se entiende con las personas utilizando el lenguaje humano, en su caso, una mezcla de castellano y bable.

Bable: m. Dialecto asturiano derivado del leonés.

A ella no le molesta poder hablar con la gente, de hecho le encanta hacerlo porque le permite, por ejemplo, expresar su desagrado —y el de sus compañeras— ante la bajísima calidad del heno que se ha sembrado este año, evitar que les vuelvan a colocar los succionadores baratos de caucho que tanto irritan sus pezones o comentar con el veterinario las últimas novedades en investigación sobre la inseminación artificial.

Inseminación artificial: f. Procedimiento artificial para hacer llegar el semen al óvulo; fecundación artificial.

Pero eso no es todo: también sabe leer. Aunque es cierto que lo hace con dificultad y que su vocabulario es bastante reducido, en el pueblo nadie tira un periódico sin ofrecérselo antes a Belinda. Esta navidad, por sugerencia de la maestra, han hecho una colecta para regalarle un diccionario.

Diccionario: m. Libro en el que, por orden generalmente alfabético, se contienen y definen todas las palabras de uno o más idiomas o las de una materia o disciplina determinada.

Según se mire, ese don es bueno y es malo; cabe pensar que a cualquier vaca del mundo le parecería bien disponer de esa capacidad de comunicación, pero como todo en esta vida, también hablar tiene para un cuadrúpedo problemas e inconvenientes, y en el caso de mi amiga no son precisamente pequeños: quizá le cuesten la vida.

Vida: f. Capacidad de los seres vivos para desarrollarse, reproducirse y mantenerse en un ambiente. Espacio de tiempo que transcurre desde el nacimiento de un ser vivo hasta su muerte.

Me cuenta Belinda que desde que le regalaron el diccionario no duerme bien. Al principio sólo se planteó aprender una palabra al día, memorizar sus distintas acepciones e inventar frases en las que poder utilizarla durante sus conversaciones con el veterinario.

Veterinario: adj. De la veterinaria o relativo a esta ciencia. m. y f. Persona que se halla legalmente autorizada para profesar y ejercer la veterinaria. f. Ciencia que estudia, previene y cura las enfermedades de los animales.

Las primeras semanas el experimento resultó sencillo y divertido, un juego sutil con el que romper la rutina vacuna —comer, dejarse ordeñar, seguir comiendo, cada día igual que el anterior. Pero hace un par de meses que las cosas se han complicado bastante: Belinda dedica casi toda la noche al diccionario, las ubres se le secan y apenas tiene tiempo por el día para comer.

Comer: intr. Masticar el alimento en la boca y pasarlo al estómago. En algunos juegos, ganar una pieza al contrario. prnl. Cuando se habla o escribe, omitir alguna cosa. Avejentar, estropear una cosa, sobre todo referido al color o a su intensidad.

El abuelo es hombre de poco hablar, pero en su cara se puede adivinar lo que piensa. Se crió a base de cupones de racionamiento y trabajó duro desde los doce años, con la escuela justa para contar la paga y estampar cruces a modo de firma en los papeles del sindicato. Y ahora, la mejor de sus vacas se muere —literalmente— por aprenderse otra palabra.

Palabra: f. Sonido o conjunto de sonidos articulados que expresan una idea. Representación gráfica de estos sonidos. Capacidad o aptitud para hablar o expresarse. Promesa o compromiso de hacer algo.

Hace frío en el establo; desde la puerta veo mezclarse las nubecillas de vaho que exhalan Belinda y el abuelo, casi al unísono, hasta dibujar una conversación que no llego a escuchar pero puedo calibrar por su densidad; al principio es ligera, casi transparente, con brillos intensos y pequeños; después más blanca y pesada, casi algodón, mucho más cercana a la discusión que a la charla.

Charla: f. Conversación amistosa e intrascendente. Conferencia breve y poco solemne. dar o echar la charla o una charla. loc. Reprender o adoctrinar.

Hoy Belinda no ha querido contarme nada. Tiene la mirada fija en el montón de ceniza que aún humea en cubo de latón. Imagino que, después de quedarme dormido, el abuelo encendió el brasero para combatir la humedad de la cuadra.
Nadie ha vuelto a hablar con Belinda desde aquella noche.
Hoy acaban mis vacaciones, el verano frío de Asturias y las conversaciones con mi amiga de cuatro patas. De camino al coche de línea, el abuelo no ha parado de canturrear, y cuando le he preguntado por qué estaba tan alegre, sólo me ha dicho que la naturaleza es sabia, pero que más sabia es el hambre.

Hambre: f. Sensación que indica la necesidad de alimentos. Escasez de alimentos básicos. Deseo ardiente de algo. más listo que el hambre loc. adj. Agudo, inteligente y mañoso.






1 comentario:

Anónimo dijo...

Sabes que cada día me fascina más tu forma de escribir. A este paso, no me extrañaría que para futuras antologías de las que tú y yo sabemos fueses muy tenido en cuenta.

Besos orgiásticos.