6 de junio de 2007

ella

Fotografía de Oscar Polo



Casi no se conocen, apenas se han visto un par de veces, dos encuentros casi forzados, envueltos por la nula intimidad que permite un grupo de desconocidos, pero ella, eso dice, se ha enamorado. Al menos así lo cree, ignorante como se define ante los complicados laberintos de esa tara temporal, ese cuadro clínico de pérdida inconsciente de voluntades y raciocinio, esa enfermedad contagiosa y atemporal a la que llamamos amor. Y para cerrarse el camino de vuelta, ha decidido dinamitar ese puente que acaba de cruzar, ha tapiado con hormigón la única puerta de retroceso hacia la cordura de forma irreversible: lo ha hecho público. Ahora sólo puede huir hacia delante, atravesando un pantano de incertidumbres sin mapas descriptivos, sin instrucciones de manejo y con el barro del fracaso a la altura de las rodillas. No es el primer lodazal al que se enfrenta, ella lo sabe, pero la memoria selectiva se encarga una vez más de eliminar las migas dejadas en el camino, y cada excursión se convierte en aventura de principiante inexperto, un bautizo de fuego por un sendero del que sólo puede salir a través de otro cuerpo. Y aunque no desborda optimismo acerca de sus posibilidades, se sabe capaz de intentarlo, hasta de conseguirlo, creo yo. Y si lo logra, si al salir del laberinto embarrado se convierte al fin en la mitad de esa pareja, si llega a formar parte del objeto de deseo al que persigue, sólo le quedará una pregunta por responder: y ahora, ¿qué?

5 comentarios:

Joan Torres dijo...

La miga de pan sólo debería servir para pringarnos con ella, en salsas, las yemas de los dedos.

A lo sumo para lanzar por la carcasa de un bolígrafo "Bic" minúsculas pelotas a la profesora. Aunque sea Ella.

Chiki dijo...

Ojo, que esto de las intromisiones engancha.

Besos
Chiki

LE BLOG dijo...

Jesús, estás que te sales con la primavera, POR LOS TEXTOS; y en concreto ahora ¡¡¡por esta foto!!!

Anónimo dijo...

Vaya... Volveré cuando me salgan las palabras.

Besos orgiásticos.

Anónimo dijo...

Qué?!...ahora toca dibujar sonrisas, el tiempo que duren. La vida nos regala lluvia con la que limpiar el barro. Seguro